Pregunta.- Se dice que las residencias privadas son caras, pero tal vez debería decirse que son costosas…
Respuesta.- Yo creo que esta afirmación es una de las grandes falacias de nuestro sector. En primer lugar, las residencias privadas son más baratas que las públicas, pero como la financiación de las plazas públicas no sale directamente de nuestro bolsillo (porque ya lo hemos pagado vía impuestos), nos parece que las públicas son gratis. En esta vida no hay casi nada gratis, y las comunidades autónomas no quieren ser transparentes con sus costes de plazas residenciales de gestión directa porque suelen ser un 60% más caras que las plazas públicas de gestión privada. En segundo lugar, yo diría que no hay residencias costosas: hay cuidados y atención de calidad, y luego se puede ir bajando a distintos niveles. En Aeste apostamos por ofrecer una atención de calidad, en centros residenciales confortables, modernos, adaptados a las necesidades de nuestros mayores; apostamos por contar con unas plantillas de profesionales estables, motivados, bien formados y que realmente estén ilusionados con su trabajado diario; apostamos en las residencias por unos equipos directivos ilusionados con su trabajo y por remunerar a los profesionales como mínimo lo que marcan los convenios colectivos del sector. Si queremos una atención de calidad a nuestros mayores, es difícil hablar de una atención “barata”.
P.- A nivel empresarial, ¿son las plazas concertadas un negocio rentable?
R.- No podemos generalizar por la diversidad de precios que tienen las plazas en las comunidades autónomas. Tenemos un rango de precios que va desde los 49 euros hasta los 81 euros plaza/día por el mismo tipo de atención, en función de la comunidad en la que nos encontremos. Determinadas regiones están teniendo ya problemas para cubrir toda su oferta de plazas públicas porque los operadores del sector pierden dinero con esta gestión, y los responsables políticos no quieren hacer una gestión directa porque saben que se les dispararían los costes un 60% de forma inmediata, sin que la atención se viera mejorada. Los residentes valoran muy positivamente la gestión privada de las plazas y, por eso mismo, pensamos que la opción ideal es la Prestación Económica Vinculada al Servicio, para que sea el propio mayor quien decida dónde quiere residir y qué calidad quiere recibir, pudiendo complementar económicamente por su parte la diferencia con el coste de la plaza privada. En Aeste creemos firmemente en la libertad del ciudadano para elegir su forma de vida, y en la libertad del mercado como herramienta para poder ofrecer plazas de calidad a precios competitivos.
P.- ¿Por qué hay tanta diferencia entre comunidades, tanto en la oferta de plazas concertadas como en la parte sufragada con financiación pública?
R.- Es una opción de sensibilidades políticas, de los intereses que realmente anteponen los Gobiernos de cada comunidad. Tenemos regiones como Navarra o Euskadi, donde realmente se toman en serio la atención a los mayores, donde se preocupan por la calidad ofrecida y adaptan sus tarifas a los costes que esa calidad conlleva. Eso se llama corresponsabilidad: analizo la calidad asistencial que requieren mis ciudadanos, fijo esos estándares de calidad, analizo los costes que eso implica, y determino el precio para que se haga una gestión óptima. En otras, nuestros mayores solo son tenidos en cuenta cada cuatro años, y tan solo durante los 15 días que dura la campaña electoral. No hay una verdadera preocupación por contar con proyectos residenciales de calidad, si no que se prima el recorte presupuestario. Al final, en estas comunidades autónomas se comienza a ver la falta de plazas públicas (bien sean de gestión directa o concertada) porque no resultan interesantes para los operadores privados de calidad.
P.- Entre los usuarios de las compañías sociosanitarias que integran Aeste, ¿existen personas que actualmente han recurrido a las fórmulas de Hipoteca Inversa, Renta Vitalicia Inmobiliaria, Venta con Alquiler, Pensium, etcétera, para costear la plaza?
R.- Son fórmulas novedosas que se van introduciendo poco a poco en nuestra sociedad. Claro que existen estas fórmulas de financiación entre las personas que residen en nuestros centros, pero la gran mayoría no las utiliza. Podríamos decir, efectivamente, que en estos momentos son casos residuales.
P.- Desde su punto de vista, ¿son estas modalidades una posibilidad para poder costear una plaza residencial?
R.- Son fórmulas interesantes que hacen viable que un mayor obtenga unos ingresos garantizados a cambio de renunciar a un bien inmueble (en la mayoría de los casos). Es un debate que debemos abrir sin más demora en España: la calidad de nuestras pensiones y los servicios asistenciales para nuestros mayores. Estamos viendo que la sociedad comienza a demandar en la calle lo que considera justo, y si no afrontamos seriamente este reto, en unos años tendremos serios problemas de financiación. En lo que a nosotros respecta, desde Aeste ya hemos comenzado a trabajar en el seno de la Ceoe para realizar una revisión de la Ley de Atención a la Dependencia tras 12 años de funcionamiento, y trasladar al Gobierno nuestras propuestas para contar con un sistema de atención que garantice la calidad y que sea sostenible en el tiempo.