La financiación de los servicios asistenciales en España
Como sabemos, el envejecimiento de la población junto al incremento de la esperanza de vida, está provocando importantes desequilibrios en las cuentas públicas españolas.
En un artículo anterior ya comentamos que se estima que en 2050 habrá 77 jubilados por cada 100 personas en edad de trabajar. Por un lado, el envejecimiento presiona sobre los gastos del sistema de pensiones, que tiene que recurrir al endeudamiento hasta que encuentre una formula de financiación específica que garantice su sostenibilidad y, por otro lado, la mayor esperanza de vida (83 años de media, el segundo país de la OCDE), genera unas necesidades de atención crecientes.
En España se ha desarrollado un sistema de atención a la dependencia que requiere de servicios sanitarios y asistenciales para atender adecuadamente las necesidades crónicas de una población que envejece rápidamente.
Estos importantes cambios en el panorama demográfico tienen como primer reto la financiación, que históricamente en nuestro país se ha basado en la solidaridad intergeneracional, un concepto ‘éticamente correcto’, pero materialmente inaplicable cuando exige sacrificios inasumibles para una parte.
Hacia un nuevo modelo de financiación de los servicios asistenciales
La corrección de estos desequilibrios requiere un fuerte consenso social para definir un nuevo modelo de financiación sostenible a largo plazo. Sin atrevernos a pronosticar su contenido exacto, creemos que implicará ajustes al menos en los siguientes elementos:
- Tasa de reposición (% que representa la primera pensión sobre el último salario), que en España es de las más altas de la OCDE (83% vs. el 63% de media), y que tenderá a disminuir.
- Cotizaciones sociales. Se necesitan más recursos, por lo que se tenderá a eliminar bonificaciones y a incorporar nuevas contribuciones a cargo de los nuevos sistemas de producción, por el impacto que suponen sobre el empleo.
- Fiscalidad general, que deberá soportar las prestaciones no derivadas de la vida laboral (viudedad, orfandad…), y que tendrá que incorporar nuevas figuras tributarias, como impuestos a las transacciones financieras, actividades digitales, etc.
- Sistemas de pensiones individuales complementarios, que deberán desarrollarse para compensar la menor tasa de reposición esperada.
- Sistemas de asistencia social y sanitaria, siendo necesarios nuevos recursos para prestaciones crónicas en un entorno de mayor exigencia de calidad de los cuidados.
La evolución demográfica derivada de los flujos migratorios es una de las incógnitas más importantes para el equilibrio de esta ecuación, cuya estimación es extremadamente compleja en todo el mundo, y que al depender de factores geopolíticos ha resultado muy imprecisa en el pasado.
Como vemos, la tarea de buscar esta financiación es compleja y en el mejor de los casos va a requerir bastante tiempo hasta que se logre la fórmula técnica y el consenso social que requiere.
Sin embargo, el tiempo es algo de lo que no disponen muchas personas que tienen necesidad de servicios asistenciales de forma inmediata. Esto provoca que una vez más sean las familias las que tengan que hacer frente a los gastos inmediatos, mientras los trámites para el reconocimiento de la dependencia y las soluciones públicas para proveer de dichos servicios llegan.
Aunque son innegables los esfuerzos públicos para solucionar el problema, su dimensión provoca que, lamentablemente esta demora se llegue a medir en años. Es frecuente que un reconocimiento de dependencia tarde en llegar año y medio o que una plaza en una residencia pública se conceda al cabo de dos años desde su solicitud.
En este contexto, el Programa Pensium es una iniciativa que permite que personas mayores dependientes que tengan necesidad de servicios asistenciales y que no dispongan de recursos para ello, si disponen de una vivienda que se pueda alquilar, puedan ingresar en una residencia de forma inmediata.
Pensium está pensado tanto para estancias en una residencia de forma indefinida, como para situaciones transitorias, un puente hasta que se disponga de una plaza en una residencia pública. No hay que liquidar el patrimonio de la persona y la operación se puede cancelar en cualquier momento.
Pensium se ha diseñado de una forma responsable, considerando la vulnerabilidad de las personas a las que se dirige. Información a las familias, información precontractual, periodos de reflexión, de arrepentimiento, firma ante notario, prestaciones garantizadas o cancelación en cualquier momento (el primer año sin coste), son algunos de los rasgos que hacen de Pensium una solución responsable adecuada para personas mayores.
Sin obligar a las familias a anticipar ningún coste y sin tener que liquidar la vivienda familiar.
Mientras llegan otras soluciones, que hemos visto que tardarán, Pensium es una opción a considerar.