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Gestionar los sentimientos de culpa al ingresar a un familiar en una residencia de mayores

Gestionar los sentimientos de culpa al ingresar a un familiar en una residencia de mayores

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Vivimos en un país en el que sigue siendo muy habitual que el cuidado de los mayores recaiga en el entorno familiar. De hecho, tal como apuntamos en el artículo “El cuidado de personas mayores en España”, suelen ser las mujeres las que pasan a responsabilizarse de la atención y el cuidado de los mayores dependientes de la familia cuando surge la necesidad. Esto implica varios reajustes importantes en sus vidas, sobretodo a nivel laboral, y no siempre se está en disposición de realizar tales cambios.

Como éste es un tema muy arraigado a nivel cultural en nuestro país, cuando finalmente se decide optar por ingresar al familiar dependiente en una residencia suele haber sentimientos encontrados. Según los expertos en psicología, estos sentimientos se producen por el choque entre el modelo de conducta que nos enseñan de pequeños (lo que pensamos que deberíamos hacer) y lo que realmente acabamos haciendo.

Si bien las residencias de ancianos son lugares donde se ofrece una muy buena atención a los mayores, que reciben los cuidados profesionales totalmente acordes a sus necesidades, no siempre se han percibido así. Antiguamente las residencias eran consideradas lugares en los que se “aparcaba” o “abandonaba” a las personas mayores sin recursos y sin familia que los cuidara. Aunque hoy en día todos sabemos que esta imagen está muy alejada de la realidad, de algún modo aún pesa en la memoria colectiva.

Es importante que poco a poco vayamos cambiando este sentimiento y veamos los beneficios reales de las residencias de mayores, y cómo ayudan al bienestar de los mayores y de sus familias, ya que permiten que las personas que asumían el rol de cuidadoras puedan dedicar tiempo a su propio cuidado o al de su pareja e hijos

Revisemos algunos factores que pueden generar este sentimiento de incomodidad por plantear un ingreso en una residencia

Ingreso contra la voluntad de la persona mayor

En muchos casos es probable que la voluntad expresa de la persona mayor sea quedarse en su casa hasta el último de sus días, con lo que la decisión de ingreso en una residencia genera sentimientos de malestar en los familiares.

Promesas incumplidas

En ocasiones sucede que se ha acordado con la persona mayor que le cuidaríamos en casa y que, sin embargo, eso ahora ya no es posible. El hecho de incumplir la promesa puede llegar a generar mucho malestar.

Opiniones externas

Otras veces familiares lejanos o incluso amistades juzgan a quién no ha cambiado su vida por cuidar a la persona mayor. Aunque generalmente estas opiniones no son las más acertadas para nuestra situación, evidentemente no ayudan a la familia directa a sentirse mejor, sino todo lo contrario.

Desconfianza con el nuevo hogar

Es muy habitual que en los primeros días del traslado se esté mucho más pendiente de los cuidados que recibe el familiar mayor ingresado en la residencia y se perciban como insuficientes. Esto es normal durante el proceso de adaptación y forma parte del cambio, pero suele generar mucha angustia y la duda sobre si se ha tomado la decisión correcta.

Para paliar toda esta avalancha de sentimientos negativos es importante ser muy conscientes que las residencias son una de las mejores opciones para ofrecer los mejores cuidados que la persona mayor necesita. Los familiares son cuidadores no profesionales y, en muchos casos, la atención que pueden llegar a ofrecer no es suficiente para cubrir correctamente las necesidades del familiar mayor dependiente.

Beneficios de las residencias para los mayores

Las residencias de mayores ofrecen grandes beneficios a las personas residentes. Entre ellos:

Atención personalizada

La atención ofrecida está totalmente personalizada de acuerdo a las necesidades de la persona mayor, tanto a nivel de asistencia médica como a nivel de cuidados de carácter personal.

Envejecimiento activo

Una de las premisas básicas que rigen las actividades de todas las residencias hoy en día es la de promover el envejecimiento activo, con lo que sus programas siempre incluyen actividades para fomentarlo.

Relaciones sociales

Los mayores son un colectivo muy vulnerable a la soledad y al aislamiento. En las residencias hay espacios comunes donde socializar y hacer amistades, con lo que el peligro a sufrir por el sentimiento de soledad se reduce.

Movilidad

Uno de los problemas más habituales que genera el envejecimiento es la pérdida de movilidad, lo que se traduce en una disminución de la autonomía, especialmente en hogares no adaptados. En las residencias no hay este problema puesto que están totalmente adaptadas para facilitar al máximo la autonomía de las personas con movilidad reducida.

Dieta equilibrada

Los menús en las residencias de la tercera edad están elaborados por profesionales y están totalmente adaptados a las necesidades personales de cada residente.

Control de la medicación

Los profesionales de las residencias se encargan de controlar la toma de medicamentos de cada uno de los residentes, lo que garantiza que se sigan correctamente los tratamientos indicados por los médicos en cada caso particular.

Consejos para realizar una buena adaptación

La adaptación a la nueva situación es clave, por lo que os ofrecemos algunos consejos para facilitar este proceso:

Implicar a la persona mayor

Una vez tomada la decisión, en la medida de lo posible, es recomendable implicar a la persona mayor en la elección de residencia. Al fin y al cabo, es su vida, con lo que si ve que se cuenta con su opinión el traslado será menos traumático.

Confiar en los profesionales

Dejémonos guiar por el personal de la residencia en cuanto al proceso de adaptación. Todas las residencias tienen sus protocolos de ingreso, acogida y adaptación y éstos están especialmente diseñados para dar soporte tanto al residente como a la familia. Confiar en los profesionales permitirá hacer el proceso más llevadero por todas las partes implicadas.

Focalizar en lo positivo

Como todo en la vida, el ingreso tendrá puntos positivos y puntos no tan positivos. Lo más habitual es que la persona mayor ingresada vea mucho más lo negativo que lo positivo así que como familiares deberemos hacer la contra y poner el foco en los aspectos positivos del cambio (aunque también veamos las cosas mejorables).

Mantener las visitas y el interés

Una vez pasen los días y la persona mayor esté más adaptada, es importante mantener el ritmo de visitas y el interés por sus necesidades para que no se sienta “abandonada”.

En resumen, lo importante es ir tomando conciencia de que el ingreso en una residencia de mayores es una buena decisión, y valorar de manera objetiva sus beneficios y la mejor manera de pasar por el proceso de cambio.

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