¿Qué es un ictus y qué consecuencias tiene?
El pasado fin de semana se celebró el Día Mundial del Ictus, una enfermedad que, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), afecta cada año entre 110.000 y 120.000 personas en España. De todos los afectados, se computa que la mitad queda con importantes secuelas discapacitantes o fallecen. Actualmente, más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por haber sufrido un ictus. Por ello es tan importante la prevención y la rápida respuesta ante los primeros síntomas.
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¿Qué es un ictus y qué consecuencias tiene?
Un ictus, o derrame cerebral, es una interrupción repentina del flujo de sangre hacia el cerebro a causa de una rotura, aglomeración u obstrucción de un vaso sanguíneo. Cuando esto tiene lugar, el cerebro deja de recibir una parte de oxígeno muy importante para el correcto desarrollo de las células nerviosas, provocando que éstas dejen de funcionar y mueran. La velocidad de reacción y de respuesta ante un ictus es de crucial importancia ya que, cuanto más tiempo pase, más afectado se verá el cerebro y sus funciones y, por lo tanto, mayor será el riesgo de que el paciente sufra secuelas que pueden llegar a ser de cierto grado de discapacidad.
Nadie está libre de riesgo de sufrir un ictus, si bien es cierto que a partir de los 75 años el riesgo se incrementa.
Cuando un individuo sufre un ictus, y éste no es tratado a tiempo, las secuelas pueden ser irreparables.
En función del lado del cerebro afectado se van a producir unos síntomas u otros:
- Si el derrame tiene lugar en el hemisferio derecho, el paciente puede tener dificultades para movilizar y coordinar su lado izquierdo del cuerpo, problemas de la conducta y de atención, distracciones frecuentes, entre otros.
- Por otro lado, si tiene lugar en el hemisferio izquierdo, las consecuencias recaen en el lenguaje y la expresión, provocando graves dificultades para hablar, entender a los que hablan, problemas para leer, escribir…
No todos los casos son iguales, pues hay diferentes tipos de ictus con consecuencias distintas que dependen del estado anterior del paciente y, como hemos comentado antes, de la velocidad de reacción ante dicho suceso.
Se distinguen mayoritariamente dos ictus distintos diferenciados por el tipo de lesión que haya sido producida en el vaso sanguíneo:
- Ictus isquémico: El ictus isquémico tiene lugar si una arteria está bloqueada por un coágulo de sangre que imposibilita de forma total o parcial el flujo correcto de la sangre
- Ictus hemorrágico: El ictus hemorrágico ocurre cuando se rompe el vaso sanguíneo procediendo a dar lugar a una hemorragia dentro del cerebro
¿Podemos prevenir un ictus?
Muchos se preguntan si hay factores o condiciones previas que aumentan las posibilidades de sufrir un ictus. La respuesta es que sí que hay diversas circunstancias que pueden hacer que un individuo sea más propenso a sufrir un derrame cerebral.
Algunos de estos factores son tener el colesterol alto, hipertensión arterial, personas con enfermedades cardiacas, tabaquismo y consumo de drogas o sustancias nocivas o la obesidad, entre muchos otros. Cabe añadir que hay otros factores sobre los que no podemos intervenir como, por ejemplo, la edad o antecedentes de ictus en la familia.
Por todo ello es importante cuidarse, prevenir y, sobre todo, conocer cómo reaccionar en caso de detectar síntomas de ictus. Si aún y así, la enfermedad nos toca ya sea directa o indirectamente a través de algún familiar cercano, deberemos esperar a conocer cuáles serán las secuelas y los cuidados que necesitará la persona afectada a partir de dicho momento y dejarnos aconsejar por los equipos médicos y sociales que nos ayudarán y nos darán pautas para actuar y para gestionar de la mejor manera esta situación.