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Secuelas y cuidados tras un ictus

Secuelas y cuidados tras un ictus

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Tal y como comentábamos hace unas semanas, el ictus afecta anualmente a unas 120.000 personas en nuestro país. Eso quiere decir que cada año hay 120.000 familias que afrontan esta enfermedad y, debido a las posibles secuelas, en que muchos casos adaptan su día a día a convivir con la nueva situación y a prestar la mayor atención posible a la persona afectada.

En nuestro post “Síntomas de ictus en ancianos” ya hablamos sobre cómo identificar los síntomas de un ictus y cómo actuar al respecto. Hoy queremos centrarnos en las posibles secuelas y en cómo cuidar a las personas afectadas por un ictus.

Los cuidados de una persona que ha sufrido un ictus varían mucho en función de las secuelas que éste haya dejado a su paso. Hay personas que se recuperan totalmente de forma más o menos rápida y, en cambio, hay otras que nunca vuelven a su estado anterior.

Contenidos

Secuelas tras un ictus

Entre las posibles secuelas encontramos:

  • Problemas físicos: como la disminución o perdida de movilidad, problemas de visión, dificultad para comprender y/o expresarse verbalmente, trastornos de la sensibilidad, dificultad al tragar o incontinencia urinaria.
  • Problemas psicológicos: como alteraciones del humor o estados depresivos
  • Problemas cognitivos: como la disminución de la memoria, la atención o la orientación.

Según el tipo y la gravedad de las secuelas la persona afectada necesitará unos u otros cuidados. Por ejemplo:

Cuidados en el caso de problemas físicos

  • Problemas de movilidad

Cuando la persona afectada presenta dificultad de movimiento, falta de coordinación o parálisis parcial del cuerpo, lo habitual es que se pauten ejercicios de rehabilitación. En estos casos, además de seguir las indicaciones médicas, es importante adaptar la vivienda de tal modo que se facilite la autonomía a la persona afectada y se minimice el riesgo de caídas (retirar alfombras, poner sillas en la bañera o ducha, etc…)

  • Problemas de visión

Los problemas visuales son bastante frecuentes, siendo el más habitual la pérdida de visión de una parte del campo visual. En muchos casos la persona afectada no acaba de ser consciente del problema, por lo que es recomendable que la familia vaya recordándole que haga el ejercicio de mirar hacia el lado afectado.

  • Trastornos del lenguaje

Si el ictus ha afectado al lenguaje, en muchos casos la recuperación total o parcial es posible. En estos casos es importante que un logopeda se encargue de los trabajos de rehabilitación.

  • Trastorno de la sensibilidad

Cuando entre las secuelas encontramos trastornos de la sensibilidad, especialmente si se trata de una falta de tacto en una parte del cuerpo, se tienen que extremar las precauciones puesto que es muy fácil sufrir heridas o quemaduras en esta zona. Lo importante es que la persona afectada sea consciente de ello y actúe en consecuencia. En el caso de que necesite ayude externa para realizar las tareas cotidianas, como cuidadores deberemos tener cuidado, por ejemplo, a la hora del baño, donde tendremos que comprobar la temperatura del agua antes de que se duche, para evitar posibles quemaduras.

  • Dificultad al tragar (disfagia)

Entre las posibles secuelas físicas encontramos también la disfagia, o dificultad al tragar. En estos casos lo recomendable es modificar la dieta y adquirir técnicas de alimentación seguras para asegurar la correcta nutrición e hidratación de la persona afectada. Únicamente en los casos más graves puede llegar a ser necesaria la utilización de una sonda

  • Incontinencia urinaria

Este tipo de secuela acostumbra a ser temporal, aunque en determinadas personas se puede prolongar. En el caso de prolongarse será el médico quién indique cuál es el mejor tratamiento para dicha situación.

Cuidados en el caso de problemas psicológicos

Ante un ictus es muy común que la persona afectada muestre alteraciones del estado de ánimo, siendo fácil llegar a padecer ansiedad, apatía, irritabilidad o depresión.

Es evidente que la ayuda de familiares y amigos es básica para que la persona afectada se sienta segura y acompañada. Sin embargo, es posible que los estados depresivos durante el periodo de recuperación sean inevitables.

Ante esta situación lo indicado es recurrir al médico para que haga la valoración pertinente y decida cuál es el mejor tratamiento para solventar la situación.

Cuidados en el caso de problemas cognitivos

Cuando se trata de un deterioro cognitivo leve, como una ligera disminución de la memoria o la atención, simplemente es recomendable realizar ejercicios que ayuden a ejercitarse en estos aspectos. Ahora bien, cuando se observa un deterioro importante que llega a afectar a la autonomía de la persona afectada, es esencial consultar con los especialistas y, dado el caso, buscar ayuda profesional externa que ayude a la familia en los cuidados de la persona afectada.

Ante todo, el apoyo social y el cariño familiar son primordiales en la recuperación de quién ha sufrido un ictus, y es importante acompañarle en el proceso desde una óptica realista pero positiva y optimista.

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