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Cómo tratar a personas mayores con movilidad reducida

Cómo tratar a personas mayores con movilidad reducida

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Cuando tenemos a nuestro cuidado a una persona mayor con movilidad reducida, es muy importante tener en cuenta una serie de consejos e instrucciones a seguir para hacer que su calidad de vida sea la mejor posible y nosotros no acabemos con ninguna lesión fruto de malas posiciones al intentar ayudarle a moverse.

Una de las cuestiones más importantes a tener en cuenta es que el paciente debe colaborar con el cuidador en todo lo que pueda. Cualquier ayuda que pueda aportar será siempre buena para ambos. También es importante escuchar a la persona que estamos cuidando, pues a veces nos olvidamos de que ellos mismos nos pueden indicar sus dolores, necesidades o consejos a la hora de cuidarlos.

Tal y como decíamos antes, uno de los factores de suma importancia es nuestra propia seguridad. Si nos hacemos daño mientras cuidamos a una persona que depende de nosotros, no podremos seguir cuidándola en condiciones. Por ello, debemos aprender una mecánica corporal adecuada para evitar lesiones, especialmente en la espalda, cuando transferimos a la persona de la cama a la silla de ruedas, por ejemplo.

Y ya que mencionamos la silla de ruedas, cuando la persona mayor utilice medios de ayuda para moverse es importante hacer revisiones periódicas de estos medios. Así pues, si utiliza silla de ruedas será necesario revisar que los frenos funcionen correctamente, que las ruedas estén en buen estado y que siga siendo cómoda. Si utiliza andadores, debemos comprobar que las agarraderas y los tacos antideslizantes estén en las mejores condiciones para que el riesgo de lesiones sea el menor posible.

 

Contenidos

¿Cómo transferimos a una persona mayor con movilidad reducida de una cama a una silla de ruedas?

 

Ésta es una de las preguntas que nos planteamos habitualmente cuando cuidamos a una persona mayor que utiliza silla de ruedas: cómo realizar la transferencia de la cama a la silla de ruedas. Siguiendo estas instrucciones será muy sencillo hacerlo correctamente y sin riesgo para nosotros ni para la persona a la que cuidamos.

Paso 1: Ponemos la silla de ruedas en posición

Lo primero que debemos hacer es retirar los sujetapies de la silla de ruedas y alinear las ruedas pequeñas para que no nos molesten y podamos hacer la maniobra lo más cerca de la cama posible. Después, bloquearemos las ruedas para que la silla no se mueva mientras trasladamos a la persona mayor.

Paso 2: Sentamos a la persona mayor en el borde de la cama

Primero le ponemos con la espalda en posición vertical y le ayudamos a que se acerque al borde de la cama. Realizamos esta maniobra poniendo una mano debajo su espalda y otra debajo de las rodillas. Nos colocamos con los pies separados a su lado y con un movimiento le ayudamos a que gire y se siente en el borde de la cama, con las piernas fuera. Es aconsejable dejarle unos minutos en esta posición para que no se maree y, mientras, aprovechamos para calzarle.

Paso 3: Le ayudamos a pivotar

Doblamos las piernas y bloqueamos la suya con nuestra pierna y pie mientras acercamos la silla. Ahora, rodeamos su cuerpo con nuestros brazos y lo sujetamos por la cintura, ayudándonos del cinturón si tiene. Lo hacemos pivotar sobre el pie que tenemos fijado y lo sentamos en la silla utilizando nuestro cuerpo como contrapeso.

Paso 4: Corregimos su postura si es necesario

Si no queda bien sentado, corregimos la posición pasando nuestros brazos desde atrás por debajo de sus axilas y tirando hacia nosotros con suavidad para que su espalda quede recta.

Antes de salir de la habitación, lo acomodamos y le preguntamos cómo se encuentra para comprobar que todo ha ido correctamente.

Transferir a una persona mayor de una cama a una silla de ruedas no es fácil; se necesita cierta fuerza y agilidad. Cuando la persona cuidadora tiene dificultad para hacerlo, hay ayudas técnicas (como grúas, soportes, etc.) que pueden ayudar a llevar a cabo esta transferencia más fácilmente.

Cómo podemos prevenir complicaciones frecuentes por falta de movilidad

Las úlceras por presión

Las úlceras por presión, o UPP, son una de las complicaciones más graves en las personas con movilidad muy reducida. Aparecen en zonas con falta de irrigación por presión con algún objeto, aunque sea blando. Las zonas de riesgo habituales comprenden los codos, las rodillas, el sacro, las escápulas, etc.

Para prevenirlas bastará con realizar movimientos o cambios posturales periódicos, cada 1-2 horas, para reducir los efectos de la presión continuada en las zonas de riesgo. Se pueden utilizar cojines antiescaras para alargar los periodos entre cambios, pero nunca se deberán superar las 4h en personas mayores en cama ni 1h en pacientes sentados.

También es importante mantener una buena higiene, utilizando agua, jabón neutro y una esponja suave. Después hay que aclarar y secar bien sin frotar todas las zonas, vigilando especialmente entre los pliegues.

Además, un buen masaje ayudará a activar la circulación y favorecerá a que la musculatura se relaje, estimulando la sensibilidad. Éste debe realizarse con suavidad, moviendo delicadamente la piel y el tejido subcutáneo, haciendo círculos amplios o pellizcando y soltando con los dedos los músculos de la persona que cuidamos. El uso de una crema hidratante que sea rica en ácidos grasos hiperoxigenados nos ayudará con el masaje a la vez que reducirá el riesgo de aparición de las UPP.

Finalmente, elementos como las camas articuladas y los colchones antiescaras  también pueden ayudar a que evitar la aparición de úlceras por presión.

Complicaciones respiratorias

En las personas mayores con movilidad reducida es habitual que la mucosidad dificulte la respiración. Por ello es importante, por ejemplo, mantener la cabeza de la cama elevada, animar a la persona mayor a respirar profundamente de vez en cuando y ofrecerle mucho líquido para fluidificar las secreciones.

También es importante la alimentación. Para personas que no pueden masticar y deglutir correctamente, el uso de espesantes alimentarios ayuda a evitar aspiraciones bruscas que pueden comportar graves complicaciones respiratorias.

Complicaciones gastrointestinales

Otra de las complicaciones frecuentes es el estreñimiento. Para prevenirlo se debe seguir una dieta equilibrada rica en fibras.

Complicaciones músculo-esqueléticas

Si la persona mayor tiene una movilidad muy reducida debemos también prestar atención a la postura y a la alineación corporal para evitar problemas musculo-esqueléticos.

Complicaciones genitourinarias

Junto con el estreñimiento, el problema más frecuente es la incontinencia y el vaciado vesical incompleto. Para prevenirlo debemos cerciorarnos de que la persona mayor micciona en una posición adecuada y, en caso de incontinencia, invitarle a realizar ejercicios de Kegel.

Problemas psicológicos

Probablemente la parte emocional sea de las más olvidadas, pero es muy importante. Como cuidadores debemos favorecer que la persona mayor exprese cómo se siente y comparta con nosotros sus inquietudes y pensamientos.

 

Teniendo en cuenta las dificultades que comporta cuidar a una persona con movilidad reducida, cuando no es posible dar una atención profesional a estas personas es recomendable la atención completa en un Centro especializado o con la ayuda en casa de profesionales especializados en este tipo de situaciones. Pensium ofrece la financiación de los recursos necesarios a personas que necesitan cuidados especiales para que puedan recibir la atención que requieren.

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