La soledad en las personas mayores en verano
A menudo hablamos de la soledad en la tercera edad cuando se acercan épocas navideñas, unas fechas en las que los mayores que no pueden estar con sus familias se pueden llegar a sentir especialmente solos.
Sin embargo, según varios estudios estadísticos realizados por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), el verano también resulta ser una época complicada para muchas personas mayores a nivel emocional. Si hablamos de cifras, los últimos estudios confirman que el 11,4% de las personas mayores se sienten solas a diario. Cifra que aumenta con la llegada del verano, coincidiendo con el período de viajes vacacionales de familiares, amigos y vecinos.
Si a ello le sumamos que, debido a las altas temperaturas típicas en esta época del año y a la necesidad de ser prudentes en las interacciones sociales por la situación de pandemia, los contactos con el exterior son menos frecuentes, la situación empeora.
Y es que se está empezando a demostrar que la soledad puede tener un fuerte impacto en la salud de las personas mayores, tanto a nivel físico como a nivel psicológico. Según concluyen varias investigaciones, la soledad no deseada empeora el funcionamiento vascular, aumenta la presión sistólica, eleva las alteraciones del sistema inmune, acentúa la obesidad y empeora la movilidad. A nivel psicológico, los mayores que viven en situación de soledad no deseada tienen mayor riesgo de sufrir depresión o Alzheimer, más problemas de sueño y mayor deterioro cognitivo.
Por todo ello, es de vital importancia tener en mente los familiares mayores cuando planificamos las vacaciones. Si bien es perfectamente posible viajar con personas mayores e incluirlas en los planes familiares de verano, es cierto que en muchas ocasiones puede resultar complicado.
En tal caso, lo recomendable siempre es coordinar las vacaciones familiares de tal modo que la persona mayor no se quede muchos días sola sin ningún familiar cerca. En caso que esto tampoco sea posible, siempre tenemos la opción de contratar un cuidador profesional durante esos días.
Es habitual pensar que, si siempre estamos allí, no va a pasar nada por ausentarnos un par de semanas al año. Pero para la persona que se queda sola estos pocos días se hacen eternos, y aún más si el estado de salud es delicado. Además, después de todo lo que hemos vivido el último año y medio, muchas personas están psicológicamente vulnerables y cualquier cambio de rutina que suponga incrementar el sentimiento de soledad no va ser para nada positivo.
Si se da el caso que el familiar mayor goza de buena salud pero no se ve con ganas de unirse a las vacaciones familiares, es bueno planificar algunas actividades grupales para estos días, que le incentiven a salir de casa y a estar en contacto con otras personas.
Tal es la importancia de este tema, que cada vez son más las entidades que llevan a cabo accione para mitigar la soledad de las personas mayores. Algunos ejemplos son la Fundación Amigos de los Mayores, que hace ya 34 años que lleva a cabo acciones sociales para luchar contra la soledad de las personas mayores en verano, reforzando el acompañamiento emocional a los mayores y organizando un programa de actividades extraordinarias para evitar que aumente su soledad durante los meses de verano. O Adopta un abuelo, que promueve acciones tan diversas como visitas a personas mayores en sus casas o en la residencia, envío de cartas a personas mayores, acompañamiento telefónico, talleres, etc.
La familia es importante, pero cuando está lejos o no dispone del tiempo necesario, estas entidades ayudan a que las personas mayores mantengan el aliciente del contacto con personas que pueden llegar a ser para ellos como su segunda familia.