Hacia un nuevo modelo de atención a las personas mayores
La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de la gestión de la alarma sanitaria y la fragilidad de los sistemas de cuidados para los adultos mayores. Ante una situación extrema como la que hemos vivido a nivel mundial, los sistemas de atención a los mayores han sufrido muchas dificultades y han tenido que convivir con un día a día realmente difícil.
La experiencia vivida ha generado unos conocimientos que no pueden quedar en nada, sino que la experiencia debe servir para aprender de lo vivido y mejorar el servicio a fin de prepararlo para superar posibles situaciones de crisis futuras.
Según publica el Inter-American Development Bank en el informe “Fragilidad de las instituciones de cuidado a la vejez ante el Covid 19. Lecciones aprendidas y recomendaciones para la reforma de los servicios”, en el que traslada las conclusiones derivadas de un estudio del sector realizado durante la pandemia en diferentes países (España entre ellos), la tendencia es transformar el modelo de atención actual hacia un nuevo modelo que cuente con las siguientes características:
- Centrar el modelo de atención en la persona, dotándolo de una mayor personalización de los servicios.
- La casa como concepto y espacio de vida en cualquiera de sus fórmulas.
- El entorno comunitario como espacio natural de evolución del envejecimiento.
- La acción voluntaria.
- La innovación social y tecnológica.
- Mejorar los ambientes urbanos, la accesibilidad, la movilidad y la vivienda para aumentar la autonomía de las personas mayores.
- La prevención multidimensional.
- Aumentar la colaboración, coordinación e integración de los servicios sanitarios y sociales.
- La dignificación del empleo en el ámbito de las actividades de cuidado.
La irrupción de la COVID-19 en el mundo ha hecho que nos demos cuenta de la fragilidad del sistema de cuidados, en especial para las personas mayores que necesitan cuidados de larga duración. Los centros residenciales que se consideran uno de los pilares del modelo de cuidados de larga duración, han evidenciado múltiples carencias. Esta pandemia ha destacado la importancia de asegurar protocolos de atención que garanticen la seguridad y calidad en contextos residenciales, además de desarrollar políticas de recursos humanos para aumentar la resiliencia de los servicios, mejorar la coordinación con el sector de la salud y aprovechar las tecnologías e iniciativas comunitarias, tanto desde el punto de vista material como emocional.
Tal y como se afirma en el documento mencionado anteriormente, los cuidados son una fuente de generación de empleo y una oportunidad económica para los territorios que tomen las decisiones adecuadas desde el ámbito público y privado. Todas las previsiones indican que el número de adultos mayores aumentará considerablemente en los próximos años en todo el mundo y con ello se multiplicarán las situaciones de dependencia que deberán obtener respuestas con nuevos bienes y servicios.
Prueba de ello es el creciente auge de los servicios relacionados con el cuidado de los mayores como son la teleasistencia para personas mayores, la atención domiciliaria, los servicios residenciales y los diversos servicios financieros que facilitan el pago de estos servicios, ente ellos el programa Pensium.