Personas cuidadoras versus residencias de mayores
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Cuando en la familia tenemos una persona mayor que necesita cuidados asistenciales diarios, y no hay ningún familiar que pueda asumir la función de cuidador, normalmente surge el dilema de si contratar a una persona cuidadora a domicilio o buscar plaza en una residencia de mayores.
En muchos casos, la voluntad de la propia persona mayor de seguir viviendo en su casa, combinada con las largas listas de espera para acceder a las residencias de ancianos públicas y los elevados costes mensuales de las residencias geriátricas privadas, hace que la familia se incline por la opción de buscar una persona cuidadora que atienda a su familiar en casa.
Se trata de una opción perfectamente válida que, además de satisfacer a la familia, no genera estrés a la persona mayor puesto que, al poder seguir viviendo en su casa, no le supone grandes cambios.
Sin embargo, en un gran número de ocasiones se comete un grave error: contratar cuidadoras a domicilio económicas sin cumplir todos los requisitos legales.
En España es muy habitual que este tipo de trabajo sea realizado por mujeres migrantes, sin permiso de trabajo ni de residencia, que aceptan este tipo de trabajo como internas con un sueldo de unos 800 euros al mes, con alojamiento y alimentos incluidos.
A priori se puede pensar que es una solución válida, puesto que estas mujeres consiguen subsistir en España y las familias tienen una persona que cuida de su familiar 24 horas al día 7 días a la semana a un precio asequible.
Sin embargo, contratar en estas condiciones y sin asegurar a la persona empleada supone, además de un grave perjuicio social, un elevado riesgo económico, ya que la sanción por mantener una relación laboral sin declarar con una persona cuidadora es de 10.001 euros.
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Riesgos de la contratación ilícita de cuidadoras a domicilio para las familias
Además de los riesgos económicos, la contratación sin declarar de cuidadoras a domicilio conlleva otros riesgos importantes para las familias:
- La falta de profesionalidad y las jornadas interminables de estas cuidadoras hacen que los cuidados que prestan a la persona mayor no puedan ser de la calidad que requieren, con lo que el familiar no está tan bien cuidado como en un principio podíamos pensar.
- Legalmente estamos completamente desprotegidos en caso de sufrir cualquier hurto u otro hecho delictivo en el hogar de la persona mayor a la que se prestan los cuidados.
En cualquier relación laboral con una persona cuidadora es responsabilidad de la familia conocer y cumplir con las obligaciones de la ley de contratación de trabajadores para la prestación de servicios en el hogar. Para no asumir los riesgos derivados de una mala contratación, es importante informarnos de cómo proceder para realizar un contrato legal a la cuidadora de nuestro familiar.
¿Cuánto cobra una cuidadora de personas mayores contratada según la ley?
Si nos ceñimos al marco regulatorio de este tipo de relaciones laborales, el sueldo de las cuidadoras debe ser igual o superior al Salario Mínimo Interprofesional. Ello significa que en los casos en que el trabajo sea de 40 horas semanales, el sueldo debe ser, como mínimo, de 900 euros brutos mensuales por 14 pagas (o 1.050 euros brutos mensuales por 12 pagas).
Cuando añadimos la cotización a la Seguridad Social y el hecho de que para cubrir una jornada completa de 24 horas durante toda la semana se requeriría la contratación de 2 personas, lo que creíamos que nos iba a costar entre 700 y 800 euros mensuales se puede transformar en más de 2.000 euros mensuales.
Viendo lo que comporta la contratación en toda regla de un cuidador profesional a domicilio, especialmente si necesitamos jornada completa, ya vemos que es importante valorar bien la situación para escoger la solución más adecuada a nuestras necesidades.
Un cuidador profesional a domicilio es una buena opción si:
- La persona mayor no necesita cuidado constante y es suficiente contratar a una persona para unas horas al día.
- Si en caso de necesitar cuidado 24 horas, tenemos a 2 personas contratadas que puedan garantizar el cuidado adecuado de la persona mayor.
- Si el domicilio está adaptado para asegurar la seguridad y comodidad de la persona mayor.
Por otro lado, una residencia de ancianos es una buena opción si:
- La persona mayor requiere atención constante, especialmente si hay que suministrar medicación, realizar algún tipo de ejercicio o estimulación, etc.
- Si existe algún problema de movilidad que requiera tener las instalaciones adaptadas (aseo con elementos de apoyo y espacio suficiente, cama abatible, puertas de paso amplio, ascensores…).
- La persona mayor tiene capacidad cognitiva que le permita interactuar con otras personas. Las relaciones sociales que se establecen en una residencia, así como las actividades que realizan y la disponibilidad de amplios espacios comunes, ayudan a evitar el deterioro físico y cognitivo, y favorecen el mantenimiento de la calidad de vida.
En cualquier caso, tanto en una opción como en la otra, el programa Pensium puede ser de utilidad para aquellas familias que, teniendo una vivienda en propiedad, necesiten ingresos mensuales extra para afrontar los costes de los cuidados asistenciales. Si éste es vuestro caso, no dudéis en contactar con nosotros y pedir un estudio personalizado.
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